La lucha por la liberación de patentes

La lucha por la liberación de patentes

De forma paralela y a nivel internacional, la batalla de Bolivia junto a otros países fue distinta pero con el mismo objetivo: la solución estructural a la pandemia a través de la liberación de las patentes de los productos médicos para combatirla.

La solicitud de liberación de patentes para las vacunas contra la Covid-19 fue presentada en octubre de 2020 por Sudáfrica y la India; Bolivia se adscribió en abril de 2021. La solicitud que presentaron Sudáfrica y la India al Consejo de los Acuerdos sobre los Aspectos de la Propiedad Intelectual, referidos al Comercio Concejo de los Acuerdos sobre los Aspectos de la Propiedad Intelectual referidos al Comercio (ADPIC), planteaba que los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) aunaran esfuerzos para garantizar que los derechos de propiedad intelectual (patentes, diseños industriales, derechos de autor y la protección de la información no divulgada), no obstaculicen o creen barreras innecesarias  para el acceso a productos médicos (vacunas y medicamentos) o para ampliar la investigación, el desarrollo la fabricación y el suministro de productos médicos esenciales para combatir la Covid-19.

Las patentes son los derechos de explotación exclusiva que tiene la finalidad de proteger e incentivar la innovación en el mundo. En el campo de la medicina no sólo las vacunas tienen patentes, también los medicamentos, muchos mecanismos de dispensaciones de gel, o algunas jeringuillas, por ejemplo. Incluso algunos países permiten no solo patentes para el producto, sino también para el procedimiento de producción.

 

 No es difícil imaginar cuáles son los países que se adscribieron en un inicio: Kenya, Eswatini, Mozambique, Pakistán, Bolivia, Venezuela, Mongolia, Zimbabwe y Egipto, por citar algunos. Éstos debían enfrentar esta lucha diplomática ante los países poseedores de grandes farmacéuticas como Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido, Suiza y Japón. Eran David contra Goliat.

En ese momento, Bolivia alertaba que solo 10 países tenían el control del 80% de las vacunas en el mundo, lo que significaba una clara inequidad en su distribución. La propuesta boliviana era: liberar las patentes de patentes de las vacunas contra la Covid-19, para ser producidas por las famaceúticas públicas y privadas que estén en la posibilidad de hacerlo; que los países que compraron más vacunas de las necesarias para su población, las entreguen a los pueblos que las necesitan; que los gobiernos y farmaceúticas que manifestaron su posibilidad de liberar las patentes a hacerlo lo más antes posible; y que las instancias multilaterales generar un plan global para inmunizar por lo menos al 70% de la población mundial. 

“Antes que la crisis económica hay que resolver la pandemia, dar una solución global al problema que afecta a toda la humanidad (…). Para eso toda empresa farmacéutica privada o estatal que tenga la capacidad de producir las vacunas, debiera hacerlo, asumiendo que las vacunas son, en último término, bienes comunes para hacer real el derecho a la salud y a la vida”, expresaba Mayta en la reunión del Consejo Económico y Social, de las Naciones Unidas, en abril de 2021. 

Bolivia tomó la batuta en torno a este tema, tanto es así que la OMC reconoció al país entre los primeros Estados en solicitar la liberación de patentes para enfrentar una lucha contra la pandemia. Claro, en el camino se fueron uniendo más de un centenar de los 164 países que hacen a la OMC, entre ellos Estados Unidos.

Luego de 20 meses de negociaciones, el 16 de junio de 2022, el impulso mundial dio resultados. La XII Conferencia Ministerial de la OMC pactó la liberación temporal y por cinco años las patentes de las vacunas anticovid 19. Esto implicaba que los países en vías de desarrollo puedan fabricarlas sin esperar el consentimiento de los titulares de derecho. Pero no todo se ganó: quedaron fuera de esta liberación los tratamientos y diagnósticos.

Era cierto que para ese entonces muchos países habían hecho peripecias para dotarse de las vacunas e inmunizar a su población; pero también era cierto que solo el 60% de personas en el mundo había recibido las dos dosis de vacunas, y aún existían países como Nigeria, Camerún y Libia, donde el porcentaje de vacunados era menor al 20%, según los datos de la OMS.

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