eRAN MITOS, HASTA QUE LLEGARON LOS JÓVENES

Eran mitos, hasta que llegaron los jóvenes

Desde mitos basados en el apocalipsis bíblico, pasando por transformaciones fantásticas zoológicas, hasta las malas experiencias de antaño con las donaciones sanitarias que sirvieron para controlar la natalidad, pasaron por la mente de las personas que se oponían a la vacuna, en especial a los primeros grupos conformados por adultos mayores. Hasta que llegaron los jóvenes.

El 25 de febrero de 2021, el gobierno comenzó la movilización para inmunizar de forma masiva a la población. Tal como lo dictaban las medidas a nivel mundial, los primeros en recibir la vacuna fueron quienes más vulnerables eran al virus: el personal médico, las mayores de 60 años y quienes tenían una enfermedad de base. Pero, como sucede con todo lo nuevo, cuando las vacunas llegaron a Bolivia no todas las personas corrieron a recibir su dosis.

La decisión del Gobierno, entonces, fue ampliar la edad para recibir la vacuna. De forma gradual, la edad se fue reduciendo hasta los más jóvenes, y de forma gradual también, los miedos, mitos y demás invenciones fueron quedando atrás con cada generación que acudía a recibir la vacuna.

En julio de 2021, cuando fue el turno de los jóvenes de 18 años en adelante, las filas fueron largas y la moda en redes sociales era la selfie con el certificado donde constaba que ya recibieron la vacuna y, por lo tanto, estaban protegidos contra los efectos letales de la covid-19.  Y la situación era similar cuando tocó el turno a los jóvenes de menor edad, así lo refleja esta videonota:

El gobierno trató de ir un poco más adelante para impulsar la vacunación, y en enero de 2022, puso en vigor dos decretos para que desde el 1 de enero las personas presentar el carnet de vacunación o una prueba negativa al virus para acceder a varios espacios públicos. Pero la medida tuvo que ser postergada debido a la oposición que encontró en algunos grupos y las grandes filas que se formaron en los centros médicos donde se aplican las vacunas.

Pero, las cifras hablaban por sí solas: la puesta en vigencia de estos decretos había aumentado a el número de  cerca de medio millón de personas vacunadas en tres días, a 2 mil a 3 mil personas diarias que se registraban en los días de vigencia de los decretos.

Para finales de 2022, el Ministerio de Salud informaba que durante la gestión el número de casos de contagios era de 551.491, es decir 50 % menos a los registrados en 2020; mientras que la letalidad del virus se redujo del 6 % al 0,1 %, es decir a nada.

De acuerdo con el informe que brindó el presidente Luis Arce el pasado 9 de mayo, Bolivia logró hasta la fecha la aplicación de más de 15,9 millones de vacunas. “Mi sincero reconocimiento al personal de salud por semejante hazaña. Las familias bolivianas pueden respirar tranquilas, hicimos todo lo que por responsabilidad gubernamental teníamos que hacer frente al Covid-19, y con éxito reestablecimos la normalidad en nuestras actividades”, expresó Arce.

Y si bien desde el Gobierno se decidió mantener las medidas de bioseguridad ante la presencia de una nueva variante del virus y para evitar la propagación de las enfermedades respiratorias, lo cierto es que la ciudadanía en la calle ya no le teme al virus.

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